Anaideia

Seres cotidianos #1: El Viejo DaSilva

Inauguro la sección "Seres cotidianos" hablándoos de un personaje de lo más singular que está muy presente en mi día a día, sin conocernos, siquiera: el Viejo DaSilva.

Llevo viviendo en este barrio de Murcia y en este edificio ya cinco años, y pese al proceso de gentrificación que la ciudad y esta zona viene sufriendo de un tiempo a esta parte, creo que sigue conservando la identidad de barrio. La gente de aquí, de toda la vida, se para a hablar, se saluda, se desea buenos días en su camino a comprar el pan. Una de esas personas de toda la vida es un anciano bastante peculiar con el que todavía no he intercambiado ninguna palabra. Pero le conozco y lo tengo bien fichao.

Este señor suele ir caminando con un bastón o en una silla de ruedas motorizada con alguna bolsa colgada y el bastón encajado. Es una persona bastante querida en el barrio y siempre me ha parecido un ser algo entrañable. Pero tiene un rasgo muy distintivo y surrealista a la par que desquiciante: va silbando por la calle todos los días y a todas horas, a un volumen desmedido, con vibrato incluido. No suele tener un repertorio muy variado de canciones, ni tampoco conocido. Yo creo que muchas veces le da a la improvisación. En casa lo escuchamos incluso con las ventanas cerradas, y eso que son de esas que aíslan del frío y el ruido. A veces pensamos "qué entrañable, qué bien que este anciano tenga tanta vitalidad" y todo eso. Pero es verdad que a veces es absolutamente exasperante, porque su silbidito agudo y vibrante se clava en la sien o me saca de la concentración si estoy estudiando o haciendo algo importante.

En casa empezamos a referirnos a él como "el viejo que silba" y, con el tiempo, la cosa fue degenerando en "el Viejo DaSilva". Incluso nos inventamos una historia sobre su vida y su pasado: este señor comenzó silbando en las calles de los suburbios neoyorkinos a cambio de unas pocas monedas, hasta que, en una noche lluviosa, un cazatalentos lo escuchó y lo llevó a la fama, llegando a silbar en los mejores teatros y óperas y compartiendo escenarios con gente de la talla de Maria Callas o Pavarotti. Somos gente tontísima, lo sé. Pero... ¿Sabéis qué? No era tan descabellada la historia, porque un día nos dio por buscar en internet, por las risas, "viejo que silba Santa Eulalia Murcia", y nos salió una noticia que claramente hablaba de él, con una foto incluída. Resulta que el Viejo DaSilva en realidad se llama Andrés Nicolás, y es famoso. El tío fue un importante y renombrado peluquero, que peinó y arregló a gente como Brigitte Bardot, Ava Gardner, Concha Velasco o Norma Duval, y ha trabajado con Balenciaga y el director de L'Oreal. Además, el tipo es un aficionado al bordado y ha hecho cosas tochísimas de Semana Santa e incluso le dio al cante. Alucina pepinillos con el Viejo DaSilva ¿eh?

El otro día lo vi por mi ventana, entrando en la confitería de enfrente, sin apagar el silbido. Yo creo que todas las personas que había dentro se quedaron sordas ipsofacto. Otro día diferente, iba el hombre paseando con su silla motorizada y se paró delante del escaparate de esta confitería de la que os hablo, porque vio a un amiguito suyo dentro, desayunando. El tipo se puso a hacerle aspavientos con los brazos a través del cristal mientras le silbaba sin parar, pero su amigo no parecía darse por aludido. En vez de gritarle o dar golpecitos en el cristal, el viejo seguía silbando. Básicamente, el hombre muchas veces se comunica a base de silbidos. Como en La Hora Chanante, en Cocinando con Marlo: "ya no hablaaaa, solo siiiilllllbaaaaaaa" jajajajajajaja.

Pero es que es alucinante, porque el tío no se achanta ni aunque esté cayendo el diluvio universal. El año pasado estuvo lloviendo a mares en Murcia durante, al menos, dos semanas. Algunas tormentas eran incluso peligrosas. Mi compañera de piso y yo, que solemos pensar bastante en el Viejo DaSilva, mirábamos la lluvia por la ventana y nos dijimos "hace tiempo que no oímos al Viejo DaSilva. Normal, con la que está cayendo, no creo que el hombre se atreva a salir. Para que se pegue un resbalón y se líe"... Bueno, pues a los pocos minutos, comenzamos a escuchar, a lo lejos, un sutil y agudo sonidito que cada vez estaba más cerca... ERA ÉL. Con un paraguas lila. Sin miedo al éxito, siempre dando su mejor servicio.

Cuando me encuentro a Andrés Nicolás AKA Viejo DaSilva por la calle, le miro y él me mira y yo pienso "¿se imaginará este señor que en uno de los pisos del barrio se habla recurrentemente de él?". Y seguramente él pensará "¿por qué me mira tanto esta cretina?".

Aunque a veces sus silbidos me saquen de mis casillas ¡Larga vida al Viejo DaSilva, coño!

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